TAREAS 2.0: LA DIMENSIÓN DIGITAL EN EL AULA DE ELE
Internet ha sido considerado desde su nacimiento la gran
biblioteca universal, en la que se podían encontrar infinidad de materiales a
utilizar en la vida diaria. La creación de materiales era algo reservado a los
profesionales de la programación y el diseño web en la etapa de la web 1.0, que
finalizó en 2004, dando el paso a la web 2.0. El internauta común pasó de ser
un mero receptor de información y, con herramientas versátiles y sencillas a su
alcance como los blogs, wikis, podcasts o redes sociales, se convirtió en
productor de contenidos para la red, obteniendo un feedback de aquellos que
consumían sus recursos que antes no era posible.
Crear, compartir y participar son los principios básicos de
esta segunda generación web. A su vez, la didáctica de las lenguas extranjeras
en Europa se encuentra a su vez en un momento de cambio de perspectiva por la
publicación del MCER y su posicionamiento definitivo a favor de una perspectiva
orientada a la acción. Más allá del uso comunicativo de la lengua, se enfatiza
el carácter accional de esta.
La perspectiva orientada a la acción se encuadra dentro del
enfoque humanista, que considera el aprendizaje de una lengua ligado a la
construcción de la propia identidad del hablante. La lengua es una herramienta
que el hablante utiliza para comprender el mundo, tomar una postura ante él y
construir así su propia identidad. Tanto el uso de la lengua como el de la web
2.0 se basan en la interacción entre los individuos, por lo que son usos
complementarios. Con la web 2.0 estamos ante un entorno social tecnológico
formado por individuos que interactúan entre sí para resolver tareas
comunicativas digitales. A ellas les hemos dado el nombre de “tareas 2.0”.
Dos Punto Cero:
En pocas palabras, se consideran 2.0 los servicios digitales que otorgan las credenciales del webmaster a todo internauta que quiera colaborar en la creación de contenido. Ya no se le exigen conocimientos en lenguajes de programación o diseño para crear y compartir contenidos en cualquier formato. Todo esto es posible gracias a los CMS, siglas en inglés de los sistemas de gestión de contenidos, los auténticos distribuidores de información y opinión. Sin estos sistemas no sería posible una interacción como la que tenemos a día de hoy.
El origen de los servicios colaborativos se agrupó en torno a dos formatos de texto (blogs y wikis) y uno de audio (podcasts). Más adelante surgieron los repositorios de vídeos (YouTube) y fotografías (Flickr). En una tercera etapa llegaron para instalarse las redes sociales. Nos encontramos en la etapa de las aplicaciones sociales como Facebook y del microblogging al estilo Twitter.
El uso continuado de la etiqueta 2.0 ha dado pie en algunos casos a una infravaloración de las tecnologías que se engloban bajo esa denominación. Actualmente nos encontramos en un punto en el que esos formatos ya se han asentado y no crecen tanto como en sus inicios. La web colaborativa ha pasado de ser un objeto de moda a ser un objeto de culto en el que se pueden intercambiar contenidos sin el halo de distinción de su nacimiento. El hecho de que Facebook le haya comido el terreno a la blogosfera no significa que los blogs hayan muerto. Lejos de ese punto, cada vez se crean menos blogs, pero cada vez son más selectos y de contenidos que importan a los navegantes, pues un blog que no recibe comentarios a modo de feedback no suele durar más de seis meses en activo, y los que crecen son los que interesan a un amplio número de internautas.
Como ocurre a menudo con los conceptos de moda, la web 2.0 ha acabado convirtiéndose en algunos momentos en la caricatura de lo que podía haber sido. Este proceso de desvalorización es debido a que en demasiadas ocasiones se ha enfocado toda la atención en el formato y no tanto en lo realmente novedoso del asunto. Actualmente se valora el contenido y la manera en que este se distribuye. Debemos entender que la web 2.0 es conversación, y no sólo entre usuarios, sino también entre plataformas: del blog a Twitter, del podcast a la red social. Importan más los perfiles de los autores y su comunidad de intereses que la plataforma o el canal que usen para conversar.
Una certera clasificación de estos medios de acuerdo a su manera de gestionar la información es la siguiente:
- Herramientas verticales: blogs, videoblogging y podcasting, en los que existe una línea editorial, dependiendo del campo de interés y de la intención de los autores. La información circula desde arriba hacia abajo como en los tiempos de la web 1.0, pero esta verticalidad se ve frenada por la participación de la comunidad mediante comentarios.
- Herramientas horizontales: wikis, etiquetado social al estilo delicious y repositorios de contenido, entendidos estos en un sentido amplio (YouTube, Flickr, Wikipedia, Jamendo). La figura del editor se desvanece y la responsabilidad recae sobre la comunidad de usuarios. Los participantes siguen dejando su huella en este tipo de herramientas, pero en estos casos con un valor secundario.
- Herramientas reticulares: servicios al estilo Digg, microblogging y redes sociales (Facebook, MySpace, Xing, Tuenti). La característica de estos servicios es que, partiendo del perfil individual se llega a la red de amigos, conocidos o seguidores. Buena parte de estos servicios resultan opacos a la red, porque se encierran en su comunidad de usuarios y no permiten la libre circulación de los contenidos.
Así, los denominadores comunes de las herramientas 2.0 son los siguientes:
- Lecto-escritura: al contrario que con la web 1.0, los internautas pasan de ser meros receptores de información a ser copartícipes de ella. Cualquiera puede crear productos comunicativos y compartirlos con la comunidad en las tres dimensiones que hemos visto con anterioridad. Se invierten las relaciones de autoría, propiedad, y jerarquía.
- Contenidos compartidos: La información se comparte con otros, creándose una comunidad que permite un aprendizaje cooperativo y la creación social del conocimiento. En este sentido, es fundamental el uso de las licencias Creative Commons, que facilitan la circulación libre y la reutilización de la información.
- Forma vs. contenido: El hecho de permitir el acceso a la producción y gestión de contenidos ha significado un auténtico movimiento de democratización de la red y la inclusión de millones de voces a la gran conversación. La generalización de los gestores de contenidos ha permitido que se dé ese traspaso de poder del webmaster al usuario sin amplios conocimientos tecnológicos, pero con mucho que contar a su comunidad.
- Social: En la web 2.0 se ha conseguido establecer una relación reticular entre los usuarios, los cuales además se han convertido en auténticos nodos distribuidores, consumidores y generadores de información. La red 2.0 se centra en el usuario y en la conversación entre esos nodos, creando una vastísima interacción digital.
Aprendizaje y sociedad del conocimiento:
En los últimos tiempos se ha tenido claro que hay que adaptar el arcaico sistema de enseñanza al momento histórico actual. Un proceso tan largo como es la pedagogía se ha cristalizado en este período actual, en el que la tecnología, junto a otros elementos sociales, culturales y económicos, está provocando un replanteamiento de la cuestión educativa. Los conceptos centrales que ha desarrollado la psicología de la educación son los siguientes:
- Significatividad del aprendizaje: El aprendizaje significativo es el proceso a través del cual un nuevo conocimiento se relaciona de manera no arbitraria y sustantiva con la estructura cognitiva de la persona que aprende. La relación no es con cualquier aspecto de ese sistema cognitivo sino con conocimientos específicamente relevantes conocidos como subsumidores. De esta manera, los nuevos datos solo se anclan eficazmente cuando lo hacen en conocimientos relevantes previamente existentes en la mente del aprendiz. Un concepto podrá declararse de diferentes maneras, pero será su sustancia la que se ancle al sistema de conocimiento. Es por eso que el aprendizaje significativo no depende del uso exclusivo de determinados signos en particular.
- Interaccionismo o constructivismo: La característica básica de la conducta humana en general es que las personas influyen en sus relaciones con el entorno, y a través de dicho entorno modifican su conducta, sometiéndola a su control. El constructivismo social incorpora también la idea de la significatividad del aprendizaje: aprendemos cuando somos capaces de elaborar una representación personal sobre un objeto de la realidad o contenido que pretendemos aprender. En este proceso modificamos lo que ya poseíamos e interpretamos lo nuevo de forma peculiar, de manera que podamos integrarlo y hacerlo nuevo.
Además de la relevancia de estas dos grandes conceptualizaciones, debemos tener en cuenta las teorías que promueven un aprendizaje cooperativo, la autonomía del aprendiz, la importancia de la dotación de estrategias y la relevancia del aprendizaje por descubrimiento.
Tareas 2.0:
El concepto de “tarea” es uno de los más polisémicos de la didáctica de ELE y de las lenguas extranjeras en general. Una tarea es una actividad o serie de actividades que conducen a un objetivo concreto y común a varios participantes, para cuya consecución será necesaria la cooperación, la comunicación y la negociación entre estos. Una tarea, para que sea considerada como tal, debe reunir los siguientes criterios:
1.La tarea es un plan de trabajo con un objetivo en mente. Alcanzar este objetivo requiere una cierta planificación y unos pasos generales que habrá que seguir. Según sus necesidades, los usuarios de la lengua irán escogiendo los recursos lingüísticos que necesiten. Por lo tanto, las tareas crean un marco de acción, pero en él los usuarios de la lengua se mueven libremente.
2.Está centrada fundamentalmente en el significado. Utilizamos la lengua porque la necesitamos para conseguir un objetivo significativo para nosotros. Al utilizarla con este fin comunicativo, nos veremos obligados a reflexionar y negociar la forma, a pensar y discutir qué formas necesitamos para llevarlo a cabo.
3.Implica procesos reales de uso de la lengua. No se trata de que no haya lugar para la fantasía: las tareas planteadas pueden ser similares a las que se llevan a cabo en el mundo real. Sin embargo, los procesos comunicativos que empleamos en el proceso son los que usamos en el mundo real.
4.Puede requerir el uso de cualquiera de las actividades de la lengua, así como de varias a la vez. Al igual que en la vida real no solemos llevar a cabo actividades de forma aislada, para conseguir un objetivo en clase a menudo tendremos que realizar varias actividades simultáneas.
5.Pone en marcha procesos cognitivos, es decir, de pensamiento. Si los aprendientes tienen que llevar a cabo un objetivo común, tendrán que ponerse de acuerdo en cómo hacerlo, qué pasos seguir y en qué orden, seleccionar la información que consideren necesaria, defender su opinión, llegar a conclusiones comunes, etc.
6.Termina con un producto claramente comunicativo, realizado por todos, para el cual cada usuario ha contribuido con una parte. Ese producto palpable es la muestra de todo el proceso realizado hasta llegar a él.
Para que una acción se inscriba dentro de la filosofía web 2.0 no basta con realizarla empleando alguna de sus herramientas, sino que es fundamental que sea coherente con los principios 2.0: dar la posibilidad de generar o publicar contenido, compartirlo con otros usuarios de la web y participar en la “gran conversación digital”. Solo en este caso podremos hablar de “tareas 2.0”. El objetivo de una tarea 2.0 no puede estar descrito en términos exclusivamente tecnológicos: abrir un blog o crear un wiki sin más. La tecnología, al igual que la lengua, es un medio para conseguir el producto final, comunicativo y, en este caso, digital. Escogeremos la tecnología que mejor se adapte al objetivo final que queremos conseguir.
Una situación habitual en el uso de algunas herramientas de la web 2.0, como los blogs, es trasladar a ellas actividades y prácticas del aula que no son realmente comunicativas. Con ello se consigue en la mayoría de los casos una repetición casi idéntica de la respuesta de los demás, sin que se genere interacción ni entre los alumnos, ni con el profesor ni con el resto de la blogosfera. Sería un intento bienintencionado de emplear una herramienta 2.0, pero que pasaría de largo por la filosofía de la web 2.0, tocándola apenas. Crear, generar, construir productos comunicativos digitales en la web implica un cambio de paradigma en el uso de la misma: significa dejar de utilizar la web exclusivamente como fuente de input y centrarse en las posibilidades que ofrece para crear y publicar contenidos que se integren en un entorno virtual.
Para alejarnos de una clase frontal dirigida exclusivamente por el profesor y favorecer un aprendizaje más constructivo y autónomo es necesario que el profesor pase a un segundo plano, se vea más como facilitador que como director de orquesta y permita que los alumnos participen de forma más activa en la construcción de su propio conocimiento. Si trasladamos estas ideas al trabajo con la web 2.0 en la clase de ELE, deberíamos dejar que fueran los alumnos quienes crearan (con ayuda del profesor cuando fuera necesaria) sus propias tareas 2.0. Al profesor se le exige una mínima alfabetización en el uso de las herramientas, de forma que sea capaz de orientar a sus alumnos cuando estos lo necesiten. Sin embargo, es muy posible que, sobre todo en el caso de alumnos de generaciones posteriores a la del profesor, aquellos sepan más que este. Esto no debe asustarle, al contrario; puede ser una forma de ayudar a romper la frontalidad de la clase tradicional y de que el profesor sea un aprendiz más. Lo que el profesor debe tener en todo momento claro es la tarea final, los objetivos comunicativos que quiere cubrir con ella, la secuenciación de las actividades en la unidad didáctica y la gestión de los grupos.
Evaluando las tareas sociales digitales:
Siendo consecuentes con los principios de confluencia entre la web social y las características de un aprendizaje significativo, la evaluación de las tareas 2.0 debe seguir unos parámetros similares y construirse a partir de los siguientes principios:
- Focalización en el aprendiente: La evaluación de las tareas sociales digitales está centrada en los estilos de aprendizaje del alumno y en sus necesidades, lo que implica un uso individualizado y contextualizado de las herramientas evaluativas.
- Participación: Una evaluación vertical no nos sirve para transformarla en un instrumento didáctico y superar el nivel de simple marcador certificativo. La horizontalidad de este tipo de evaluación es parte fundamental de su naturaleza.
- Negociación: Si el objetivo es incluir al aprendiente en los procesos de monitorización y retroalimentación de su aprendizaje debemos ser capaces de establecer unos mecanismos de acuerdo y contrato entre las partes. Tiene sentido, además, que no sólo se negocie qué o quién evalúa, sino también cómo y cuándo se evalúa.
- Proceso: La naturaleza procesual de este tipo de seguimiento pedagógico es absolutamente consecuente con el carácter de plan de trabajo de las actividades significativas que estamos monitorizando.
- Triangulación: En una evaluación horizontal y de marcado carácter social, la responsabilidad se comparte entre los miembros de la comunidad de aprendizaje, lo que la convierte en un proceso más rico y variado.
- Realidad: Las herramientas digitales colaborativas, al ser aplicaciones que los aprendices ya están usando en la vida diaria, nos permiten dotar al proceso evaluativo de un claro sentido realista y auténtico. De esta manera se consigue un resultado mucho más ajustado y fiable del seguimiento.
Aprendizaje 2.0 y tareas:
Para terminar, podemos sintetizar en cuatro puntos fundamentales lo que es el aprendizaje 2.0:
- Aprender haciendo: relacionado con el constructivismo social y el enfoque orientado a la acción, se centra en la dos dimensiones de la creación (personal y colectiva).
- Aprender interactuando: interacción con otras personas, no solo con la máquina, y siempre dirigida hacia una construcción social del conocimiento.
- Aprender buscando: organizar, filtrar y leer críticamente la web, aprender es un proceso continuo de búsqueda. En relación obvia con el aprendizaje por descubrimiento.
- Aprender compartiendo: además de las relaciones evidentes de este punto con el aprendizaje cooperativo, la red 2.0 no se entiende sin el acto de compartir la creación con la comunidad de usuarios.
La investigación ha sacado a la luz la complejidad del proceso de aprender y estamos en un momento de ebullición de ideas gracias a la sinapsis entre aprendizaje y red social. Somos testigos de un panorama deslumbrante que nos obligará a mantener abierta nuestra concepción del aprendizaje.
Resumen del artículo "Tareas 2.0: la dimensión digital en el aula de español lengua extranjera" de Francisco Herrera y Emilia Conejo en MarcoELE.